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¿Quiénes eran los Paracas? El antiguo pueblo que se asentó en la costa sur del actual Perú [FOTOS]


Lo más resaltante de las características físicas de este antiguo pueblo es la deformación craneana. Pero, además, fueron expertos en las cirugías craneales, la medicina y la textilería, cuyos tejidos son considerados como uno de los más finos y sofisticados del mundo.

Entre los áridos y desérticos valles de la costa sur del actual Perú, muy cerca de las frías corrientes del mar de aquella región, a lo largo de los valles de Cañete, Chincha, Ica, Topará, Pisco y la desembocadura del Río Grande de Nasca, se asentaron los Paracas, quienes ocuparon esos territorios entre los años 700 a. C. y 200 d. C. aproximadamente.

Este antiguo pueblo es considerado como uno de los más importantes dentro de la cultura andina precolombina, cuyos habitantes han sido, desde el descubrimiento de sus restos, motivo de asombro y admiración para los investigadores debido a sus particulares costumbres, conocimientos y sus complejas prácticas mortuorias.

Las investigaciones arqueológicas nos han permitido conocer sus bien elaborados trabajos manuales en la pintura y la textilería, así como sus sorprendentes fardos funerarios que han evidenciado una sofisticada y avanzada técnica, no solo en la momificación, sino también en las cirugías craneales y la medicina antigua.

El descubrimiento de la cultura Paracas

Julio C. Tello, considerado como el Padre de la Arqueología Peruana, fue el estudioso que más ha aportado al conocimiento de esta antigua cultura con sus investigaciones, develando sus secretos y reconstruyendo el milenario pasado de los peruanos. Fue quien en el año 1925 organizó una expedición hacia la sierra y la costa del sur del Perú donde realizó excavaciones arqueológicas. Estos trabajos le permitieron tener los primeros reportes de la existencia de una antigua cultura, hasta ese entonces desconocida, en el desértico valle de Nasca. En un artículo publicado por la Universidad Mayor de San Marcos se señala que en abril del año 1925 fueron desenterrados en total trecientos doce fardos funerarios y luego estos fueron enviados al museo de la mencionada universidad.

Julio C. Tello, el médico, antropólogo y arqueólogo peruano que
descubrió a la cultura Paracas

El equipo de investigadores dirigidos por Tello, halló en Cerro Colorado y Arena Blanca, en una necrópolis al cual él denominó como ‘Cabeza Larga’, cráneos que presentaban deformaciones. En el sitio, además de tumbas saqueadas por los huaqueros (saqueadores de tumbas), Tello y su equipo hallaron restos de viviendas subterráneas. En una tumba en forma de pozo, al cual él denominó como ‘cavernas’, halló 39 enterramientos, cuyos restos estaban envueltos en finos fardos funerarios, rodeados de alimentos, pieles de animales, instrumentos de caza y ceramios.

En el año 1927, Tello y su equipo descubrieron otro antiguo cementerio Paracas muy cerca de Cerro Colorado, en un lugar denominado como Wari Kayan, al cual el célebre arqueólogo peruano denominó como Paracas-Necrópolis. En este lugar se descubrió 429 restos humanos momificados que habían sido enterrados envueltos en varios y finísimos mantos elaborados de algodón y fibra de camélidos con esplendidos diseños y decorados, algunas de las cuales miden hasta 20 metros de largo. Son los famosos y célebres mantos paracas que hoy en día son conservados en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Estos antiguos textiles son considerados en nuestra actualidad como uno de los mejores jamás producidos por los pueblos precolombinos del mundo andino y como uno de los más finos y sofisticados del mundo.

Uno de los cientos de fardos funerarios Paracas hallados en su necrópolis.
| Foto: www.culturaparacas.website

En sus finos textiles de intensos colores se pueden apreciar bordados de figuras, generalmente geométricas, que poseían un carácter mítico y divino. En las túnicas de los Paracas hay una figura que se repite de manera constante, al cual se le ha identificado como el Dios Kon. Los investigadores han podido precisar que mientras más elaborados eran los bordados de los mantos y de los vestuarios, el propietario era de una clase social más privilegiada.

Una túnica Paracas y un poncho, decorados con motivos de animales diferentes.

Estos hallazgos nos han permitido conocer las costumbres de los antiguos Paracas, sus técnicas de embalsamamiento y sus creencias de la vida después de la muerte. Sus asombrosos rituales funerarios, la momificación del cuerpo de sus difuntos y los ajuares hallados junto a ellos, no son otra cosa que evidencia de la importancia que le daban a la muerte y a la ‘vida’ después de ella. Del mismo modo, se han hallado evidencias de que este antiguo pueblo practicaba sacrificios humanos y de animales como parte de sus rituales religiosos.

Representación de un enterramiento Paracas. | Foto: www.culturaparacas.website

Además de eso, estos descubrimientos evidenciaron la existencia de interacción entre la costa y la sierra en el antiguo Perú de aquella época.

Desde 1925 a 1930, Tello y el equipo de investigadores del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, publicaron los resultados de sus trabajos.

Una pequeña muestra de los finísimos y famosos mantos Paracas. 

Estas investigaciones le permitieron a Tello dividir a esta cultura en dos fases:

Paracas Cavernas, con tumbas en forma de copa invertida, que comprende entre los años 800 a.C. a 100 a.C. que se asentó en ladera norte del Cerro Colorado.

Ilustración de una tumba en forma de copa invertida de la
cultura Paracas, | Foto: www.culturaparacas.web.site

Paracas Necrópolis, que comprende entre los años 100 a.C. a 200 d.C. que se asentó en el promontorio Wari Kayan, en el sureste de la bahía de Paracas. Aunque, cabe señalar, hallazgos e investigaciones posteriores en esta región han evidenciado que no pertenecen a la cultura Paracas, sino a otra cultura al cual se le ha denominado como Topará. Los enterramientos hallados en esta región estaban envueltos en coloridos mantos bordados que destacan por su singular belleza. Fueron estos ejemplares que le han otorgado reconocimiento y fama a nivel mundial a los Paracas, al ser reconocidos estas piezas como los “mantos Paracas” cuando no lo eran. Tello consideraba que este sitio era una necrópolis, una extensión de la cultura Paracas, y lo denominó Paracas-Necrópolis, pero todo indica que se equivocó. Las investigaciones posteriores han demostrado que no era una necrópolis, sino un asentamiento.

Representación de los famosos fardos funerarios de la cultura Paracas.
| Foto: Museo Inkariy de Cusco

La cultura Paracas estuvo muy influenciada por otra antigua cultura, los Chavín, esto se reflejó en su vida religiosa, debido a que estuvo gobernado por una aristocracia teocrática y cuya casta sacerdotal, con el control del agua de regadío y conocimiento de los astros, estaba a cargo de los centros ceremoniales ubicados en varios lugares dentro de su territorio, desde donde mantenían el dominio político y religioso. Dentro de esta sociedad, la élite guerrera fue una clase predominante por ser un pueblo belicoso, como lo evidencian sus expresiones artísticas y sus famosas cabezas trofeo. La organización social de los Paracas estuvo dividida en tres grupos: sacerdotes, nobleza guerrera y el pueblo.

Los Paracas dominaron el desierto

El territorio que ocupó la cultura Paracas es una de las zonas más desérticas de la región costera del Perú, debido a las escasas lluvias los ríos son irregulares, por tal razón, los antiguos Paracas se vieron en la imperiosa necesidad de dominar el desierto de manera ingeniosa, convirtiendo esas regiones áridas en verdes y frondosos valles, poniendo en evidencia un amplio conocimiento sobre una técnica que en nuestro tiempo denominamos ‘ingeniera hidráulica’. Con esos conocimientos lograron controlar la escasez y el exceso de agua en su territorio, aprovecharon el agua subterránea y superficial corrigiendo sus cauces y conduciéndolas por canales de irrigación que nacían de bocatomas especialmente ubicadas en las partes altas.

Además del empleo de esta técnica que les permitió sembrar y cultivar alimentos en pleno desierto costero, los Paracas destacaron por hacer uso del excremento de las aves guaneras como abono para sus cultivos, entre los cuales se encontraban productos como: el maíz, el pallar, diversas frutas y el algodón, este último de suma importancia para la elaboración de sus finísimos tejidos.

Debido a su ubicación, los Paracas aprovecharon también las riquezas que les ofrecía el mar, por tanto, incluyeron en su alimentación los pescados y mariscos. Para realizar su actividad pesquera desarrollaron técnicas de navegación, lo cual también les facilitó la intercomunicación con otros pueblos costeros de su tiempo. Además, viajaban a la sierra y a la selva para intercambiar sus productos con otros pueblos asentados en esas regiones, de los cuales obtenían tintes para darle color a sus tejidos y cerámicas, hojas de coca y plumas para sus bien elaborados mantos Paracas. 

En cuanto a su arquitectura, los Paracas construyeron edificaciones de plantas rectangulares orientadas de este a oeste, compuestos por una serie de recintos que estuvieron cercados por murallas y plataformas altas, para cuyas construcciones emplearon adobes hechos a mano. Sus edificaciones se caracterizaban por tener ambientes alineados y por poseer habitaciones subterráneas. Cabe indicar, que en los territorios que ocuparon los Paracas no se han hallado evidencias de arquitectura monumental, con excepción de dos importantes sitios: Ánimas Altas y Ánimas Bajas, ubicados en el valle de Ica.

En cuanto a sus expresiones artísticas más relevantes, los Paracas lograron realizar una cerámica de carácter único, según la opinión de los especialistas, para quienes la cerámica Paracas era una de las más complejas y más avanzadas de su época.

 Una pequeña muestra de la cerámica Paracas. | Foto: www.ceramicasperu.com

En los recintos negrófilos de los Paracas se han hallado platos, ollas, tazas y diversas vasijas. Gracias a estos descubrimientos se ha evidenciado que los Paracas tenían predilección por las vasijas globulares que poseen dos salidas. En sus decorados se pueden apreciar figuras sobrenaturales con rasgos de felinos, aves o seres humanos, en las que predominaban los colores rojo, verde, negro y el amarillo

El Dios Kon de los Paracas

La cultura Paracas se caracterizó por tener una religión politeísta, es decir, rendían culto a varias divinidades. Sin embargo, tenían una divinidad principal que estaba por encima de los otros, este era el Dios Kon, considerado como el dios creador del mundo para los Paracas y los Nasca, cuya mítica figura aparece representado volando portando mascaras de felino, llevando entre sus extremidades cabezas trofeo, alimentos y un báculo. Esta divinidad posee cabeza y ojos prominentes por lo que se le conoce también como el "dios oculado".

 El dios Kon, una de las divinidades principales de la cultura Paracas

Algunos estudiosos afirman que esta divinidad era el dios del agua para los Paracas, es decir, era el encargado de hacer llover, pero al mismo tiempo, era venerado como una divinidad creadora.

Entre sus mitos aparece también una divinidad femenina denominada Urpayhuachac. Los paracas tenían por creencia de que esta divinidad criaba y resguardaba a los peces en estanques ubicados muy cerca del mar, pero un cierto día, el dios Cuniraya, aprovechando la ausencia de la mencionada diosa, arrojó a todos los peces al mar. Así es como explica la mitología Paracas la existencia de los peces en el mar.

La deformación craneana de los Paracas

Esta costumbre de los Paracas, algo que no se había visto hasta ese entonces en otras culturas precolombinas, ha sido motivo de asombro, admiración y especulación a lo largo de los años, pero también se ha usado como argumento para crear teorías seudocientíficas con la intención de distorsionar la historia. La deformación craneana fue en el pasado andino una práctica que consistía en la modificación del cráneo de manera intencional y artificial. Los estudios realizados a los cráneos Paracas evidencian de que este proceso se llevaba a cabo en las primeras etapas de la infancia, desde el nacimiento hasta los 2 o 3 años aproximadamente, mediante el uso de diversos métodos o artefactos que empleaban para producir la deformación craneana, como la aplicación de vendados (amarrados fuertemente) o el uso de tablillas de madera. Esto debido a que a esa edad la estructura ósea craneal se encuentra más blanda y maleable, y eso facilitaba la modificación. Tras este proceso, el hueso parietal sufría una deformación considerable e irreversible. La deformación craneana en adultos no era muy común por ser más dificultoso.

Reconstrucción digital del rostro de una mujer Paracas con deformación craneana.
| Foto: todos los créditos a sus autores

Cabe también señalar, que esta práctica estaba reservada solo para la nobleza, quienes se hacían estas modificaciones estéticas como un símbolo de su estatus y distinción. Además, vale agregar, que en el mundo andino este tipo de deformaciones no solo era propio de la cultura Paracas, también lo practicaban los Nasca, los Incas y en Mesoamérica los Mayas. Además, hay evidencias de que otras culturas antiguas alrededor del mundo también lo realizaban.

En la siguiente ilustración podemos apreciar las cuatro formas de deformación craneana empleadas por las culturas antiguas: modelado bilobular, modelado cuneiforme, modelado tabular y el modelado anular.

Fuente: www.culturaparacas.website

Estas evidencias nos ubican también en un momento de la historia del mundo andino en que surgieron practicas o procedimientos a las que en nuestro tiempo hemos denominado como “modificaciones corporales”, que no fueron otra cosa que formas de expresión cultural en una época en que no existían los cánones de belleza actuales, pero si márgenes de estatus para poder diferenciarse dentro de un grupo o comunidad como autoridad de un determinado territorio.

Fuente: www.culturaparacas.website

Muchos de estos cráneos Paracas presentan también evidencias de trepanación, una antigua y compleja técnica médica de alto riesgo en que los Paracas se habían especializado y más tarde fue perfeccionada por los incas. Consistía en la apertura de agujeros en el cráneo con fines curativos. Posiblemente, mientras duraba este procedimiento los pacientes se mantenían sedados con hierbas anestésicas como la hoja de coca. Evidencias de prácticas similares se han hallado también en las culturas como los Zapotecas, los Maya y los muiscas de Colombia. La cicatrización que se ha observado en muchos de estos cráneos que fueron trepanados evidencian que el individuo sobrevivió.

 Cráneos Paracas que muestran trepanaciones. 

Etimología

El término Paracas deriva del idioma quechua y expresa lluvia de arena (Para; lluvia, y aqu; arena). Esto hace referencia al fenómeno atmosférico que presenta periódicamente esa región costera del Perú, donde los vientos huracanados arrastran la arena del desierto y los guanos de las islas cercanas causando una especie de “lluvia de arena”. Este fenómeno atmosférico denominado “vientos paracas” no solo ha dado su denominación a la península de Paracas, sino también a la cultura preincaica que fue descubierta en 1925 en esa región.

Para poder apreciar de cerca el legado cultural que nos dejaron los Paracas, como sus fardos funerarios, sus finísimos tejidos y sus piezas de cerámica, pueden ir a los museos, como el Larco Herrera de Lima, ubicado en la Av. Simón Bolivar 1515, Pueblo Libre; el Museo de la Nación, ubicado en la Av. Javier Prado Este 2465, San Borja; o el Museo Julio C. Tello, ubicado en la propia ciudad de Paracas.

Bibliografía:

Tantaleán Henry. Paisajes rituales y políticos paracas en el valle de Chincha, costa sur del Perú. En Latin: American Antiquity. N.° 27, 2016.

Alva Walter y Longhena María. Perú Antiguo. Barcelona, Folio, 2005.

Mantos funerarios de Paracas: ofrendas para la vida. Museo Chileno de Arte Precolombino-Ministerio de cultura del Perú, Santiago de Chile, 2005.

López, Carlos y Aguilar, Julia (2012, 8 de septiembre). Cultura Paracas. Historia del Perú.

Kauffmann, Federico (2002). Historia y arte del Perú antiguo. Tomo 2. Lima: Ediciones PEISA.

 

Fuentes consultadas: www.historiaperuana.pe | www.culturaparacas.website | www.wikisabio.com | www.culturas-preincas.com | www.enciclopediadehistoria.com | www.infobae.com | www.pueblosoriginarios.com


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