Un equipo de arqueólogos descubrió ofrendas, un dado, hornos
de pachamanca, que evidencian un banquete y ceremonia religiosa inca ofrecida, posiblemente,
para concretar una alianza con los pueblos del valle de Acarí, en la actual
región Arequipa.
Durante la gran expansión
del Tawantinsuyu y las campañas de la conquista inca, estos antes de imponer
la fuerza lo primero que hacían era proponer alianzas con el propósito de
evitar conflictos y al mismo tiempo mantener una buena relación con el pueblo
conquistado, de hecho, la mayoría de los pueblos conquistados por los incas fue producto de alianzas, y
el caso más resaltante es la admirable y estrecha alianza que lograron con los
Chincha.
Para concretar estas alianzas se ofrecían grandes
celebraciones que consistían, no solo en agasajos, mucha bebida y comida, sino
también ceremonias religiosas y hasta matrimonios. Ahora, nuevos hallazgos arqueológicos realizados en el antiguo
asentamiento inca denominado “Tambo
Viejo”, ubicado en el valle de Acarí, al sur de Nasca, en la región
Arequipa, Perú, dados a conocer por los investigadores el pasado mes de noviembre del 2020, refuerzan esa hipótesis.
Lidio Valdez, arqueólogo
de la Universidad de Calgary (Canadá) y autor principal de este estudio, en una
entrevista concedida al diario El
Comercio, señaló que han excavado dos estructuras de las tantas que hay en este
sitio denominado Tambo Viejo. A base de estos trabajos han llegado a la
conclusión de que tal vez el valle de
Acarí fue conquistado de forma pacífica por los incas. Además, las
estructuras de Tambo Viejo son distintas a los asentamientos que los incas construyeron en la costa sur:
“la forma de sus muros no es de estilo
inca”, señala. Al parecer la gente de la zona construyó Tambo Viejo a su
manera. Eso evidencia que la población
del valle de Acarí gozaba de cierta independencia dentro del estado inca, y que
los incas no gobernaban de la misma manera a todos los pueblos que conquistaban,
indica el arqueólogo.
Vista del sitio arqueológico Tambo Viejo. | Fuente. |
A estos
pueblos conquistados, los incas
debían demostrarles que formar parte del Tawantnsuyu
era algo bueno. Y la estrategia para
lograr convencerlos era realizar grandes fiestas y agasajos. El estado inca
organizaba un gran banquete para el pueblo, y más tarde, cuando estos pedían gente para la construcción de un puente, por
ejemplo, como parte del cumplimiento de las nuevas normas y los tributos, la
gente iba de muy buena gana porque el trabajo también era festivo, donde no
faltaba la música, comida y bebida que el estado inca les proporcionaba. "Era
una forma de reciprocidad", señala el estudioso.
Las
evidencias en Tambo Viejo indican eso. En el sitio se han hallado evidencias de
hornos que, al parecer, fueron construidos para estas ocasiones. Estos hornos
son muy similares a los que se usa tradicionalmente para preparar la
pachamanca, un plato andino de origen milenario. Los incas ordenaban la preparación de este platillo en festividades
importantes. Es posible que la mayoría de
la población de Acarí asistió a estos agasajos que ofrecían los incas,
indica el investigador.
Se han hallado hornos muy similares a los que se usa tradicionalmente para preparar la pachamanca. | Fuente. |
Señala, además,
que dentro de estos festejos se llevaban a cabo varias actividades, entre ellos
los rituales donde los incas ofrecían ofrendas a los dioses.
En Tambo Viejo
los arqueólogos han hallado restos de un
total de 100 cuyes, varios de los cuales estaban momificados de manera
natural y decorados con cintas de colores hechos a base de lana de camélidos. “Nunca antes habíamos visto algo así”, señala
Lidio Valdez. Varios de estos cuyes
fueron enterrados con arena limpia y con la cabeza hacia arriba, eso sugiere a
los investigadores que estos fueron enterrados vivos. “Los cronistas señalan que estos animales eran usados en sacrificios,
pero no nos indican la forma”, afirma Valdez.
Se han hallado restos de un total de 100 cuyes. | Fuente. |
También en el
sitio se han excavado restos de cinco
llamas decoradas y enterradas de una manera similar a los cuyes; las llamas
eran de color marrón y blanco. “Los
cronistas señalan que las llamas marrones eran sacrificadas en honor a
Huiracocha, y las llamas blancas en honor a Inti, el dios Sol”, señala el
estudioso.
Ofrenda de llamas de color blanco. | Fuente. |
Ofrenda de llamas de color marrón. | Fuente |
Lamentablemente,
en este antiguo asentamiento los investigadores hallaron indicios de huaqueo,
eso les hace pensar que posiblemente habían más restos de llamas. Además, los arqueólogos
desenterraron los restos de un perro, pero este no tenía ningún tipo de
decoración.
Los restos de un perro que fue ofrecido como ofrenda. | Fuente. |
Del mismo
modo, el arqueólogo señaló que en el
sitio no se han hallado instrumentos musicales que sirvan de evidencia de que
en el lugar hubo bailes. Pero lo resaltante es que hallaron un dado inca, que en su tiempo era denominado ‘pichqa’ (cinco). Sobre este
particular, no hay muchas referencias en las crónicas. El dado inca era muy similar al que conocemos hoy en día, solo que en
lugar de puntos tiene rayas.
Los arqueólogos hallaron un dado inca, que en su tiempo era denominado ‘pichqa’. | Fuente: El Comercio |
Según lo
escrito por el cronista Bernabé Cobo,
el juego de dados era propio de los nobles incas y de gente de cierta
importancia dentro de la sociedad del Tawantinsuyu.
Si lo afirmado por Cobo se ajusta a la verdad, entonces se puede decir que gente
de mucha importancia que formaba parte del estado inca estuvo hace mucho tiempo
en el valle de Acarí, jugando con importantes personajes locales, “posiblemente con curacas, ¿quién sabe?”, se
pregunta Valdez. Además, los arqueólogos hallaron unos juguetes muy similares a
los trompos de nuestra actualidad. Estos juguetes eran denominados ‘piscoynu’, a los mismos podemos verlos
en las ilustraciones del cronista Felipe Guamán Poma de
Ayala, quien, además, nos dice como se usaban.
En Tambo
Viejo también se han hallado muchas ollas, pero, lamentablemente, casi todas
estaban saqueadas. Entre ellas se halló una pequeña olla que contenía un fardo
en su interior con “detalles muy bonitos”,
afirma el arqueólogo,
quien señala también que mandó fotos de este fardo a los expertos de la cultura
inca de todo el mundo, pero ninguno había visto algo similar. “Es como un manojo de lana, creo que de
vicuña”, sostiene Valdez.
En Tambo Viejo también se han hallado muchas ollas, pero casi todas estaban saqueadas. | Fuente. |
Luego de
estos sorprendentes hallazgos los investigadores habían planificado continuar
con las excavaciones este año, pero fue paralizado debido a las restricciones
por la pandemia.
Esta investigación
en Tambo Viejo se realizó con un equipo conformado por 28 personas, reveló el arqueólogo.
“Se hace muy complicado trabajar con un
grupo numeroso en esta situación. Por eso es mejor esperar”, indicó el
estudioso.
Fuente
consultada: www.elcomercio.pe
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más detalles de este estudio AQUÍ.
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