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Según nuevo estudio, el Coricancha era también un gran museo para los incas


Una de las edificaciones precolombinas más asombrosas del Cusco, por su fino acabado arquitectónico, es sin duda el Coricancha. Reciente estudio sugiere que, además de ser un recinto sagrado en la época inca,  funcionaba también como un gran museo.

Una de las edificaciones precolombinas más asombrosas del Cusco, por su fino acabado arquitectónico, es sin duda el Coricancha, un antiguo recinto sagrado que fue construido por el fundador del Qosqo (Cusco), Manco Cápac, al cual se le denominó originalmente como Inticancha, aunque otros estudiosos dicen que el sitio sagrado existe desde antes de los incas, y que en cuyo lugar fue construido el Inticancha, y este fue más tarde modificado y embellecido por el Inca Pachacútec.
Un reciente estudio realizado por el arqueólogo peruano, Hernán Hurtado, publicado en la revista Colombia Artificios, sugiere que este antiguo recinto habría cumplido varias funciones, además de ser un lugar de culto para los sacerdotes y la élite inca, habría sido una especie de museo que tenía una función pedagógica.
¿En qué se sustenta para afirmar esto? El estudioso sostiene que “hay cierta evidencia arqueológica y crónicas que permiten así afirmarlo. Sin duda, los Incas, en su política expansionista, tenían que contener simbólicamente sus territorios anexados/conquistados, este edificio pudo destacar por esta primordial función”, manifestó el especialista a la agencia Andina.
Se sospecha que dentro del Coricancha se guardaban las momias de los incas, el famoso ídolo de oro en forma de disco conocido como Punchau, que era una representación del Dios Sol, entre otros muchos objetos sagrados traídos de diversos territorios anexados al Tawantinsuyu.
Dentro del Coricancha se guardaban las momias de los incas, entre otros 
muchos objetos sagrados

El ingreso a este recinto, según explica Hurtado, era restringido, “solo para nobles inca, para una élite”. Pero el entorno tuvo uso público, ahí se realizaban las festividades.
El especialista añade que solo podían entrar amautas y estudiantes, entre quipucamayocs y militares, entre hacedores de yupanas y representantes de panacas, entre especialistas y el qhapaq ayllu.
Garcilaso de la Vega y cronistas españoles y cusqueños afirman que era parte de la educación de la élite estudiar los objetos del Coricancha, afirma.
El entorno del recinto sagrado tuvo uso público, ahí se realizaban las festividades. 
| Foto: www.boletomachupicchu.com

En declaraciones al diario El Peruano afirmó también que las excavaciones como el de John Rowe en la década de 1960 y la de Steven Kosiba y Jesús Galiano Blanco de los años 2000, dan luces, especialmente en los últimos dos trabajos, tanto en evidencia como en interpretación, de las diferentes funciones del Coricancha.
“El caso del Coricancha es la reconversión de un lugar sagrado que ya existía antes de los Incas, pero que sus funciones son diversas, desde su rol en la fiesta de la Situa hasta la conservación y trato de los ídolos y objetos que ahí existieron”.
“Si ostentaban un gran edificio ceremonial y sagrado, es imposible dudar de cierta función pedagógica, es también una manifestación expresa del poder inca”, manifestó.
El estudioso indicó también que el Coricancha no era el único museo prehispánico. También existía una colección similar en Pachacamac.
Fuentes consultadas: www.elperuano.pe | www.panamericana.pe | www.exitosanoticias.pe | Agencia Andina

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