Túpac Yupanqui, hijo de Pachacútec, fue el mayor conquistador que haya
producido el Tawantinsuyu. Tenía apenas 25 años cuando emprendería una de las
expediciones más sorprendentes dentro de la historiografía Inca.
Era alrededor del año 1465, el gran Tawantisuyu estaba en pleno apogeo, el Inca Pachacútec gobernaba y su hijo Túpac Yapanqui era el “hatun auqui” (gran príncipe), quien
más tarde se convertiría en el décimo gobernante
del estado inca. Él, emprendería una de
las expediciones más sorprendentes dentro de la historiografía de los incas,
navegó hasta llegar a las actuales islas de la Polinesia, una de las
subregiones de Oceanía.
Según se lee en los
escritos de los cronistas hispanos, quienes registraron este hecho tras oír los
relatos de los naturales, Túpac Yupanqui
se aventuró con la misión de encontrar nuevas especies de plantas y animales
que podrían resultar útiles en el estado inca. El príncipe quechua tenía apenas 25 años.
Sobre él, el desaparecido
historiador José Antonio del Busto,
quien además es autor del libro “Túpac Yupanqui. Descubridor de Oceanía”, dijo que era un hombre que, como todo
andino, no había tenido ninguna relación
con el mar, hasta que lo conoció tras conquistar el golfo de Guayaquil,
ubicado en el actual Ecuador. Ahí descubrió las balsas y se enteró de la
existencia de unas islas al oeste, más allá de los Galápagos, además entendió
que siguiendo las corrientes marinas y los vientos se podía llegar a cualquier
parte. El historiador recogió 30
evidencias que confirmarían la veracidad de este hecho histórico.
Historiador José Antonio del Busto, autor del libro “Túpac Yupanqui. Descubridor de Oceanía”. |
Uno de los cronistas
hispanos que registró en sus escritos este viaje fue Pedro Sarmiento de Gamboa. Habían trascurrido apenas 40 años de la
invasión del Tawantinsuyu cuando
este cronista comenzó a escribir sus crónicas. Para ese entonces todavía estaba
fresca la memoria colectiva de los nativos, quienes le relataron la gran hazaña
del Auqui Túpac Yupanqui, quien, para emprender este viaje oceánico,
organizó una gran flota de balsas con la intención de conquistar nuevas tierras
(Oceanía). Sarmiento relata como el hijo del Inca Pachacútec partió con una impresionante y numerosa flota de
hombres y balsas hacia la lejana Polinesia, descubriendo unas islas a las que
denominó Ninachumbi y Awachumbi. El viaje de exploración duró un año.
Gamboa dice: "Andando Topa Inga Yupanqui conquistando la costa de Manta y la isla
de la Puná y Túmbez, aportaron allí unos mercaderes que habían venido por la
mar de hacia el poniente en balsas, navegando a la vela. De los cuales se
informó de la tierra de dónde venían, que eran unas islas, llamadas una
Auachumbi y otra Niñachumbi, adonde había mucha gente y oro. Y como Topa Inga
era de ánimos y pensamientos altos y no se contentaba con lo que en tierra
había conquistado, determinó tentar la feliz ventura que le ayudaba por la
mar... y... se determinó ir allá. Y para esto hizo una numerosísima cantidad de
balsas, en que embarcó más de veinte mil soldados escogidos". El escritor finaliza su crónica diciendo: "Navegó Topa Inga y fue y descubrió las islas Auachumbi y
Niñachumbi, y volvió de allá, de donde trajo gente negra y mucho oro y una
silla de latón y un pellejo y quijadas de caballo...".
Este suceso debió
parecer increíble para los españoles de aquel entonces por lo que Sarmiento se
ve obligado a explicar: "Hago
instancia en esto, porque a los que supieren algo de Indias les parecerá una
caso extraño y dificultoso de creer".
Ninachumbi podría traducirse como “isla de fuego” o “isla con fuego”. Esto nos hace suponer entonces
que el inca podría haber llegado a una isla de formación volcánica.
Cabe resaltar que, tras oír
todas estas historias fabulosas de islas llenos de tesoros, los españoles decidieron también seguir la
misma ruta que hizo en Inca Túpac Yupanqui para ir en busca de esos tesoros.
Fue de ese modo que Sarmiento de Gamboa
se embarcó en el año 1567 rumbo a estas islas, convirtiéndose así en el primer
europeo en llegar a las islas de Vanuatu y Salomón.
Por su parte, el
recordado historiador peruano, José Antonio del Busto, en su libro "Túpac Yupanqui-Descubridor de Oceanía" nos brinda más detalles de esta
fascinante y épica hazaña inca; resalta
que no solo Sarmiento de Gamboa escribió sobre estos viajes, los cronistas Miguel Cabello de Balboa y Martín de Murua, también mencionan
detalles similares sobre el viaje que realizó el por entonces "príncipe
heredero Inca".
Ilustración hipotética de Túpac Yupanqui, el Inca navegante. |
Del Busto sostiene que fueron 2.000 hombres y 120 embarcaciones, y no
20.000 como escribió Sarmiento de Gamboa, con los que el joven príncipe inició su aventura hasta llegar a estas dos
islas y, según el autor, se trataría de Mangareva
y Rapa Nui (Isla de Pascua). Además,
habría llegado también a Nuku Hiva, ubicada
en el archipiélago de Las Marquesas.
Según las investigaciones,
en la isla de Mangareva, localizada en la Polinesia, el cual fuera denominada
como Awachumbi por Túpac Yupanqui,
en la actualidad aún se conserva la
leyenda del Rey Tupa, quien llegó de un lejano país situado en el
oriente con el propósito de instruir a los habitantes de la isla quienes aún
poseían pocos conocimientos porque se encontraban en la edad de piedra y
pre-textil.
También existe un sitio
denominado el Estrecho de Tupa; se
le puso esa denominación porque, según cuenta la leyenda, fue por ahí por donde
llegó el misterioso personaje junto a sus numerosos acompañantes. Pero no solo
eso, en esta isla de Oceanía también existe una danza denominada "La danza de Tupa" que los
lugareños ejecutan para conmemorar aquel desembarco, que, sin duda, fue un suceso histórico imborrable que se
ha conservado a través de los siglos y que ya se ha convertido en leyenda en la
memoria de los mangarevanos. Además, Mangareva en la actualidad es la única ínsula de Oceanía que posee balsas
de vela con características que se asemejan mucho a las
embarcaciones de totora que aún podemos ver en el Lago Titicaca o en las costas
de Trujillo, en Perú.
Infografía sobre el viaje de Túpac Yupanqui. |
Pero también la isla de
Pascua nos depara varias sorpresas. Allí
se encuentra el sitio arqueológico de Vinapú, que, según los arqueólogos e
investigadores, es arquitectura inca. Es una estructura que no se parecen en
nada al resto de las construcciones en la isla, se puede notar claramente el
estilo, el tallado y la técnica inca, exactamente igual a la arquitectura de
las edificaciones cusqueñas que fueron realizadas en las épocas del inca Pachacútec y su hijo Túpac Yupanqui, excepto el material pétreo,
que es roca volcánica. Además, el muro posee una inclinación característica de
la arquitectura inca (de 3 a 5 grados), y también tiene una orientación
astronómica que apunta hacia el continente sudamericano.
Muro del sitio arqueológico Vinapú, ubicado en la isla de Pascua. |
El historiador José Antonio del Busto relata que tomó
varias fotografías de este sitio ubicado en la isla de Pascua y luego los trajo
al Perú para mostrárselo a sus amigos arqueólogos, y todos le dijeron que era
arquitectura inca, y cuando el historiador les explicó que la fotografía lo
había tomado en la isla de Pascua, se quedaron asombrados. Sin duda, este parece ser una evidencia irrefutable de la presencia
inca en esta isla.
También se han hallado quipus en Nuku Hiva, el quipu era una herramienta de contabilidad en la época inca, y en este
lugar lo denominan quipona.
Por otro lado, el historiador francés Jean Hervé Daude, sostiene en su libro “Isla de Pascua - La huella de los incas”, que las estructuras de Vinapú fueron hechas con una técnica similar a las chullpas de Sillustani, que son sepulturas de piedra que están ubicadas a orillas del Lago Titicaca en la región Puno, en Perú, y que fueron edificadas en la época de Túpac Yupanqui. Ambas edificaciones poseen una fachada de piedra pulida y tallada y también fueron rellenadas con escombros. Además, el historiador afirma haber hallado un pequeño acueducto cerca del sitio arqueológico de Vinapú, y señala que esta arquitectura hídrica es completamente distinta a cualquier otra que existe en Rapa Nui, pero que se evidencian inmensas similitudes con el manejo arquitectónico incaico.
Foto captura del libro “Isla de Pascua - La huella de los incas” de Jean Hervé Daude. Todos los créditos corresponden al autor. (Fuente) |
Daude nos ha brindado un
aporte sumamente importante que nos ayuda a sustentar la tesis de la llegada de
los incas a Rapa Nui, estudió el sitio a profundidad y ha puesto a disposición
nuevos conocimientos al respecto.
Los cronistas por su
parte nos relatan que tras este viaje, Túpac
Yupanqui, no solo trajo consigo plata, oro, animales raros y esmeraldas,
sino también “esclavos negros”; aunque
esto de “esclavos negros y tesoros” parece tratarse de literatura de los
cronistas hispanos, ya que es poco creíble para algunos investigadores. Del
Busto afirma que no podrían ser personas de África, porque no hay registros que
indiquen que los incas hayan explorado esa región; es probable que se trataban de personas de las tribus de Melanesia, que
es otra subregión de Oceanía, señala.
Pero eso no es todo,
también se ha hallado evidencias de un
filón de raza andina entre la población nativa de la ínsula y, según
revelan escritos posteriores, ellos hablaban el idioma quechua o runasimi. Y finalmente, los lugareños recuerdan con nostalgia una romántica leyenda sobre la
doncella Uho, quien fue raptada por una mancha de tortugas marinas que se la
llevó, navegando, hacia el país donde nace el sol, y este país estaba protegido
por una densa neblina, (hace referencia a la época de niebla de nuestras costas) por lo que la doncella se asusta y teme adentrarse a esa
creciente oscuridad. Entonces le dice a su amado, quien es un príncipe amo de
la tortuga mayor (esto, al parecer, hace referencia a la balsa de Túpac
Yupanqui con su caseta): "Es oscura
como la noche esta tierra, esposo mío, Mahuna-te-Ra’a. Mi tierra es luminosa y
clara, por eso mis ojos la buscan con anhelo, esposo mío,
Mahuna-te-Ra’a..."
El "príncipe",
protagonista de esta leyenda, próximamente será monarca de su país y no se
llama Tupa o Túpac; se nombra Mahuna-te-Ra’a,
un nombre exótico pero que sorprendentemente se traduce como Hijo del Sol. En la leyenda la doncella
Uho se convierte en reina al lado de su esposo.
Si esta leyenda está
inspirada en un hecho histórico real, es de suponer que Uho nunca llegó a ser
Coya (esposa principal del inca), solo pudo llegar a ser Pihui (esposa secundaria), o en todo caso Shipacoya (concubina). Hoy en día en la isla de Pascua, probablemente desde
que ocurrieron aquellos acontecimientos, se le denomina “tupa” a unas torrecillas de piedra desde donde se espera y se
avista la llegada de las tortugas que ocurren todos los años.
Pero también existen
palabras quechua en Rapa Nui. Los
famosos monolitos de la isla poseen un tocado en la cabeza al cual le denominan
puka, término quechua que expresa
rojo.
Los famosos monolitos de la isla poseen un tocado de color rojo en la cabeza. | Foto: Arturo Bullard |
El profesor Joseph Dager, quien fue estudiante de
Del Busto, sostiene que de todas las evidencias que recogió el historiador, hay
dos que predominan. El primero de ellos
es la leyenda del rey Tupa, que los mangarevanos mantienen hasta la fecha;
la segunda evidencia es la estructura
incaica que se halla en Rapa Nui. “Esta
técnica se ve en las ciudades incaicas del Cusco”, señala Dager.
Pero como siempre, cuando
hace muchos años atrás se iniciaron con las primeras investigaciones para
hallar datos y evidencias sobre los viajes de Túpac Yupanqui, muchos académicos y no académicos argumentaban que
tal cosa era una locura, que era imposible hacer un viaje marítimo de tal
envergadura con la tecnología inca de aquella época. Hasta que apareció en
escena el explorador noruego Thor
Heyerdahl, un aventurero que decidió
terminar de una vez por todas con ese debate de que si era o no posible hacer ese
viaje. El explorador organizó su famoso
viaje marítimo usando una balsa hecha con las mismas técnicas y materiales de
la época de los incas, al cual denominó exploración Kon-tiki (nombre que se
le daba antiguamente a la divinidad andina Wiracocha). La intención de Thor Heyerdahl era demostrar que la
travesía marítima desde las costas del Perú hasta la Polinesia era posible usando
solo una balsa muy similar a la que usó Túpac
Yupanqui en su expedición movidas solamente por las mareas, las corrientes
y la fuerza del viento.
Y, de hecho, la travesía inició el 28 de abril de 1947.
Heyerdahl y otros cinco tripulantes más navegaron durante 101 días hasta llegar
a un lugar denominado el atolón de Raroia, en las islas Tuamotu, el 7 de agosto
de 1947. Todos los aventureros llegaron a tierra sanos y salvos. Tras este
viaje el famoso explorador noruego concluyó que hacer una travesía desde las
costas de Sudamérica hasta la Polinesia era totalmente posible en la época
inca.
En efecto, los antiguos
pueblos costeros que conformaban el Tawantinsuyu
tenían un amplio conocimiento del manejo y la fabricación de embarcaciones,
cosa que el mismo geógrafo Alexander von
Humboldt, siglos después, describió con sorpresa las ingeniosas y pequeñas
balsas peruanas.
Los antiguos pueblos costeros de Sudamérica tenían un amplio conocimiento del manejo y la fabricación de embarcaciones. En la imagen vemos un posible modelo. (Fuente) |
Estas embarcaciones estaban diseñadas de tal modo que era imposible que se
voltearan, eran sumamente estables. Para su construcción se
usaba madera de caña, porque es muy resistente y no absorbe el agua durante varios meses. Esto contribuye a pensar que un
viaje transpacífico sería muy posible usando estas antiguas embarcaciones.
Y, por otro lado, un reciente estudio científico halló
rastros de ADN de gente nativa de Sudamérica en el genoma del actual pueblo de
la Polinesia. Este estudio fue realizado por un grupo de científicos del
Centro Médico de la Universidad de Stanford (EE.UU.). El resultado de esta
investigación fue publicado en la revista científica Nature, y es una evidencia de que hace 800 años los
antiguos polinesios tuvieron contacto con los antepasados de los pueblos
sudamericanos.
Todos estos datos, científicos,
arqueológicos, históricos, lingüísticos y hasta míticos, son indicativos claros de que de los incas llegaron hasta Oceanía en el
siglo XV, y, de hecho, si analizamos el momento histórico trascendental que
se vivía en aquella época en los andes, época de gran expansión territorial y
cultural, este viaje se ve inevitable. Hay
muchas evidencias, tanto en Perú como en Chile, de que la isla ya era conocida
por navegantes de las antiguas culturas asentadas en las costas sudamericanas
que comerciaban con los habitantes de las islas de la Polinesia y, en la época
inca, cuando todas estas culturas fueron unificadas al Tawantinsuyu, no es de extrañar que el inca haya enviado alguna expedición
al tener conocimiento de la existencia de estas islas.
Ya debemos dejar de pensar que la navegación fue exclusiva de determinados pueblos
y de poner al océano Atlántico como el centro de nuestro mapa. Debemos repensar la historia desde otros escenarios, con otros nombres y
otras cartografías, sin olvidar que, a pesar de todas estas evidencias, siempre
habrá cosas aun por resolver.
Cabe resaltar, si Pachacútec fue un gran conquistador y
forjador del gran Tawantinsuyu, su
hijo Túpac Yupanqui no se quedó
atrás, aunque es desconocido aún para la historia universal, a él le debe el Tawantinsuyu gran parte de sus
fronteras; casi todos los territorios que formaban parte de su antigua nación
lo conquistó él. Es considerado como el
mayor conquistador que haya producido la cultura andina en América. Hizo
dos campañas al Chinchaysuyo (norte), dos al Collasuyo (sur), dos al Antisuyo
(este) y dos al Contisuyo (oeste), y de todas retornó victorioso al Cusco.
El historiador José Antonio del Busto, uno de los
pocos estudiosos que investigó el tema a profundidad, y quién no tenía dudas de
que el Inca Túpac Yupanqui había llegado
a Oceanía, afirma que este inca conquistó
más territorios que el macedonio Alejandro Magno. Además de eso, llevó su
cultura y su lengua a varias naciones, cuyos pueblos hasta el día hoy hablan el
idioma quechua. Sin duda, fue un
gran conquistador, pero también fue un gran navegante que atravesó el océano
Pacífico de lado a lado y dejó imperecederas huellas en los pueblos que visitó,
razón por la cual en nuestra actualidad se le otorgó el título de “Inca navegante".
El dato
-Se ha creado mural en honor al Inca Tupac
Yupanqui en la Escuela de oficiales de la Marina de Guerra del Perú. (Pabellón
GRAU).
-El Buque Escuela "Unión" lleva una hermosa
efigie de este “Inca navegante” en su mascarón de proa. Ahí se puede apreciar
al Inca Túpac Yupanqui rompiendo las olas del mar y tocando a la divinidad
solar (Wiracocha) que va por encima.
El Buque Escuela "Unión" lleva una hermosa efigie de Túpac
Yupanqui. | Ilustración: Marina de Guerra del Perú |
En el siguiente vídeo
puedes ver una entrevista al historiador José Antonio del Busto, quien revela
detalles de sus investigaciones.
Bibliografía:
-José Antonio del Busto.
“Túpac Yupanqui. Descubridor de Oceanía”.
-Jean Hervé Daude. “Isla de Pascua - La huella de los incas”.
Algunos datos adicionales fueron tomados de: www.elcomercio.pe | www.arturobullard.com | www.revistaenraizada.com | www.imaginaisladepascua.com
Artículos referenciales:
“Túpac Yupanqui. El Inca que descubrió Oceanía”
“La expedición de Túpac Inca Yupanqui”
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